De lo observado
Sucede que a momentos, la mirada se te escapa, no esta aquí y tampoco allá, no puedes situarla porque no la recuerdas. Un suave murmullo puede despertarte o la contaminación acústica ensordecerte aun más. Estas siendo invadido por ti mismo. Recuerdo tardes de invierno y de verano, perdida en los destellos reflejados por el mar, tierra, ocre, naranja, embriagada en el clima sudoroso que el sol reluciente humedece, cegados los ojos por su brillo. De niña solo hubiera corrido hacia él, a refrescarme bajo su movimiento lúdico, pues el único placer conocido era el palpable. ¿En qué momento el tiempo me enseñó la virtud de la distancia?. Existe una satisfacción profunda carente de materia, de fisiología humana, que esta en constante devenir y que se sostiene contemplando. Ver como alguien duerme, observar los pájaros volando, amar en anonimato, cuan perfecto y cuan trizado se torna en la vulgar cotidianidad, en el deseo concedido. El placer tangible nunca ha alcanzado a mi placer espiritual.
"¡Dios mío! ¡Todo un momento de felicidad! ¿No es eso bastante para colmar una vida?..."
Me abruma tomar aire para no ahogarme. Me cansa disociarme para satisfacer. A veces, confieso, me fatiga ser. Estudiar la ciencia humana me sume en un absurdo; mientras más leo, menos creo saber. Su inmanente complejidad puede exasperarme, en el intento desesperado por controlarlo todo. Advertir su dimensión requiere coraje. ¿Es mi instrumento verbal tan magistral como para satisfacer al espíritu y su materia y viceversa? solo puedo llegar a ustedes sobre él y eso otorga sensación paranoica. En realidad, me remite al viejo problema de la filosofía; la dualidad. ¿Cómo es posible que mi alma este tan lejos, paralelamente, de mi cuerpo? ¿Cómo traerlo mas acá, y situar al otro, más allá? es una sentencia. Y una condena no en la cognición; la condena y la procesión se lleva por dentro. Se siente en las entrañas. La humanidad se me torna ininteligible y yo me distiendo. Resopla en el miedo irracional y la nausea existencial. Por eso la conciencia atemoriza, porque lo que menos tiene es parecerse al presente y como sería si existiera este presente. A veces se toca y no importa si es ilusión o no. Hablo de los días buenos.
"Mi razón lo controla todo" dijiste desdibujando, a priori, la línea ahora inacabada. "Es lo menos romántico que me han dicho en mi vida" quize reclamar, mas congelé mi presente junto a tu confesión, que ahora escapa de su dogal de tiempo y retorna monstruosa, no se porque hoy, ayer no. Así me viene cuando siento haber participado de un secreto involuntario, porque la tuya es una frase de película, quizás porque eres de película, porque nunca dices nada y con eso lo haz dicho todo, arrojando con qué sutileza una pieza del revientacabezas que eres. Como no enloquecerme la suspicacia que me otorga no verte en meses, es siempre devolverse a la consecuencia infante del investigador con el investigado, es siempre mi ajedrez con las personas, libre de jaque-mate, si pudiera ello tener sentido. Me cuelgo de ti para explicar nada relacionado al amor, porque de eso yo no se nada, y si se piensa en amor al leerlo entonces siguen siendo fútiles estos azarosos pensamientos de pleno avión y cielo.
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